Tras el fallecimiento de su querida abuela, la familia García decide dividir su patrimonio entre los herederos según las últimas voluntades de aquella. Doña Marta, una mujer sabia y previsora, dejó un testamento claro con instrucciones detalladas sobre cómo se debería realizar la partición de su herencia.
En el testamento, Doña Marta estableció los legados, especificando quién heredaría cada cosa, lo que facilitó el proceso de reparto. Sin embargo, surgieron complicaciones cuando uno de los legatarios decidió repudiar la herencia, lo que llevó al resto de herederos a replantearse la distribución de los bienes.
Ante esta situación, la familia García se encontró con varias opciones. Podían llegar a un acuerdo entre ellos sobre cómo repartir la herencia, o recurrir a un contador partidor testamentario designado por Doña Marta en su testamento, quien se encargaría de llevar a cabo el reparto de acuerdo a sus instrucciones.
Sin embargo, dado que el patrimonio de Doña Marta había cambiado con el tiempo y algunas propiedades ya no estaban disponibles, la familia se vio en la necesidad de considerar otras alternativas. Optaron por acudir a una partición judicial de la herencia, ya que algunos herederos no estaban de acuerdo con el reparto propuesto por el contador partidor testamentario.
Es importante recordar que, desde la entrada en vigor de la Ley de Jurisdicción Voluntaria de 2 de Julio de 2015, existe la posibilidad de realizar una partición ante el Juez en caso de desacuerdo entre los coherederos respecto al reparto y adjudicación del caudal hereditario.
Eso sí, esta opción solo es viable si los herederos que poseen más de la mitad de la herencia están de acuerdo en realizar el reparto vía judicial.
En el proceso judicial, cada heredero presentó sus argumentos y se realizó un exhaustivo inventario de la herencia. Se designó un contador partidor para evaluar el patrimonio y elaborar un cuaderno particional que reflejara de manera justa los derechos de cada heredero.
Finalmente, tras varias deliberaciones y evaluaciones, el juzgado dictó una resolución aprobando el cuaderno particional y adjudicando los lotes hereditarios a los herederos. Aunque el proceso fue largo y emocionalmente difícil, la familia García logró llegar a un acuerdo justo y equitativo sobre la partición de la herencia de Doña Marta.
Esta historia resalta la importancia de tener asesoramiento legal tanto antes del fallecimiento como durante el proceso de partición hereditaria. Un profesional claro y competente garantiza que los deseos del fallecido se cumplan de manera justa y equitativa entre los herederos.
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